1
La victoria de
la Revolución Socialista de Octubre destruyó los cimientos del sistema
capitalista en Rusia y levantó, sobre esas bases, como parte de la
superestructura política de la dictadura del proletariado, las ciencias, la
educación y las artes.
La capacidad
creadora de los trabajadores de la ciudad y el campo, del campesinado, de las
masas y de la intelectualidad artística comunista, democrática,
antiimperialista, tras la conquista del poder popular bajo la dirección del
Partido Comunista (b) logró, impulsando la fuerza creadora de las masas con su
capacidad, destreza y conocimientos teórico políticos construir el socialismo
instaurando una nueva cultura material y espiritual que pasó a ser dominante
tras aplastar la vieja cultura feudal burguesa e imperialista de la Rusia de
los Zares.
2
La cultura
dominante del proletariado fue guía para la construcción de la cultura
artística proletaria que atrajo y guió las expresiones artísticas originarias
de los pueblos de la URSS como el folklore de los pueblos de la nación rusa y
de las nacionalidades de la URSS; como la cultura general y la cultura
artística realista, progresista, democrática, de la historia de la humanidad en
arquitectura, escultura, pintura, en la música clásica; es conocida la
orientación dada por Lenin que se aplicó para que durante el Asalto del Palacio
de Invierno no fueran destruidas por las tropas y pueblo armados revolucionarios
las esculturas y obras de arte que guardaba el zarismo. Las obras de Beethoven,
de List, de Chopin, Paganini, el teatro, la danza, fueron llevadas a las masas,
a la juventud y la niñez, por la intelectualidad artística comunista y
democrática superando desviaciones durante la dictadura del proletariado en la
URSS. Este impulso dado a las artes durante la construcción del socialismo en
la URSS contribuyó a la construcción económica, política, científica y social
de la dictadura del proletariado.
3
La ciencia
general de la estética que había sido colocada al servicio de las
circunstancias históricas de los diversos sistemas opresores que habían
devenido en la historia luego de la comunidad primitiva y que promovió las
estéticas esclavista, feudal y capitalistas que proclamaron que la belleza era
un arquetipo de los amos, de los señores de la tierra y de la burguesía, los
que, creados por la intelectualidad artística al servicio de las sociedades
opresoras generaron como prototipos a los representantes de la propiedad y del
poder: Los faraones, los reyes, los dueños del capital financiero.
4
Estos arquetipos
y prototipos fueron echados abajo con la Revolución de Octubre: La concepción
estética dio un salto de calidad: El arquetipo de la belleza de quienes transforman
con sus energías físicas y mentales la naturaleza y las sociedades: Los
trabajadores, los pueblos, de entre quienes surgen los auténticos héroes, fue
la base de la construcción de la nueva estética proletaria.
En la literatura
y las artes, en el cine, la danza, el teatro, los protagonistas fueron quienes
hacen producir las mercancías en las fábricas; quienes roturan, siembran y
cosechan los productos del campo; la intelectualidad al servicio de los
auténticos creadores de la riqueza social; por supuesto, en las artes
particularmente en la literatura, la pintura y la escultura se resaltaron los
momentos históricos en que el partido bolchevique y sus líderes, Lenin y Stalin
lideraron las victorias arengando a las masas trabajadoras o en escenarios en que
ejercieron la dirección como líderes del partido comunista en su lucha por la
conquista del poder y la construcción de la sociedad socialista.
Aquellas obras
que sirvieron de cultivo para la revolución proletaria como “La Madre” de
Gorky, la poesía de Mayacoswky, generaron nuevas obras en literatura, música,
danza, teatro, pintura, cine: “La Joven Guardia” que resalta el papel de los
juventud revolucionaria; “Así se Templó el Acero” escrita por un militante
comunista que sufrió, enfrentó y superó los rigores que como comunista requería
la preparación de la revolución proletaria escrita cuando aquel, Nicoláy
Obstrovsky, había quedado ciego y estaba tendido en su lecho casi paralizado;
“La carretera Bolokolamsk” de Alexander Beckt que recoge la lucha contra la
agresión fascista en el territorio de Rusia; el cine de Eisenstein, la pintura
realista de Ilia Repkin fueron expresiones de un movimiento revolucionario en
las artes que brotó en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS.
El fenómeno de ver levantarse libérrimos en torbellinos recios a los hombres y
mujeres, quienes, dirigidos por los comunistas bolcheviques liderados por Lenin
y Stalin hizo erizar la tierra entera llenando de esa verdad histórica las
novelas, los cuentos, la poesía, la pintura, la escultura, el gravado, la
música y el canto, la fotografía y el cine.
5
Esta corriente
de las artes proletarias connotada como “realismo socialista” se extendió por
el mundo de los explotados y oprimidos durante las circunstancias históricas de
la Revolución Socialista de Octubre. La revolución proletaria, la teoría y
praxis que la condujo a la victoria generó una influencia en el pensamiento y
la praxis política en los Estados Unidos, en México y en América Latina: La
intelectualidad progresista y la intelectualidad con aptitudes artísticas,
eclosionó ante la victoria del proletariado sobre la burguesía en el país donde
dominaba la reacción zarista feudal, burguesa e imperialista; incidió en la
formación de movimientos de izquierda ligados a la lucha de los obreros
norteamericanos a uno de los cuales perteneció el escritor Jhon Reed quien
escribió “Diez Días Que Conmovieron al Mundo”; de esos años es la literatura
realista de Jhon Steinbeck y el cine de Charles Chaplin.
El marxismo y el
leninismo, fundidos en un haz, llegaron a Indo América y con éste la
construcción de los partidos comunistas en este continente que fraguó en las
mentes de la intelectualidad progresista y revolucionaria, de los artistas y
escritores que se incorporaron a las filas de los partidos comunistas y
asumieron la ideología del socialismo científico, arma con la cual se abrió
paso a una corriente artística de amplio espectro antiimperialista y anti
oligárquico, democrático y progresista formidable cuyas resonancias artísticas se
hicieron sentir vigorosamente en América Latina. El realismo proletario,
realismo social y otras denominaciones de esta corriente recogió las
movilizaciones, luchas, huelgas, tomas de tierras, acciones de la juventud y la
mujer contra la dominación imperialista particularmente norteamericana y contra
la explotación y opresión de las oligarquías criollas en cada país de Indo
América: Las aprehendió estéticamente y transformó en obras de arte y
literatura proletarias y populares cuya identidad está en el arquetipo estético
que todas ellas construyeron: Los protagonistas de las tramas artísticas y
literarias fueron los trabajadores, los campesinos, la juventud popular, la
mujer trabajadora, los pueblos alzados contra la explotación y opresión
extranjera y criolla.
La obra de arte
y literatura construida por la intelectualidad artística revolucionaria se
internó en la profunda realidad de los trabajadores y pueblos de América Latina
recogiendo las vertientes étnicas y culturales populares indoamericanas, nuestras
identidades mestiza, indígena, negra y sus diversas mezclas y variables étnicas
enraizadas con las clases sociales oprimidas y alzadas por su libertad. Fue una
literatura de clase resultado de la poderosa influencia de la cultura clasista
devenida de la Revolución bolchevique proceso artístico literario que creó
nuevas formas artísticas y literarias. De aquella vigorosa influencia
espiritual y material deviene un proceso que construye, crea formas artísticas
y literarias nuevas porque lleva a la literatura, la pintura, el teatro, la
música, los fragores, el temple, la energía que se plasma en los tendones y en
los músculos, en la mirada penetrante y altiva, en los rubores enrojecidos de
los rostros de hombres, mujeres, jóvenes trabajadores, campesinos, alzados que
echaron abajo el capital y a sus ejércitos, a sus huestes reaccionarias.
La construcción
de las obras de arte y literatura de aquel rico período tienen sabor y olor al
follaje, a los terruños americanos, a nuestros ríos y montes; se construyó palpando
nuestras tierras, sus pájaros de fuego. Nuestras artes fueron indoamericanas
con olor a la pólvora nacida de la huelga contra las bananeras gringas, contra
la explotación latifundista; contra los dictadores como en “El Señor
Presidente” de Miguel Ángel Asturias; contra el latifundismo en “Doña Bárbara”;
y en la lucha antiimperialista como en “Mamita Yunai”; “Demonio a caballo” de
Pablo de Rokha; “Macunaíma” de Mario de Andrade; “La Galera” de Tiberio
(crónica del canal de Panamá); “Cubagua” de Bernardo Núñez; “Túneles de la
Libertad” tríada de novelas proletarias del escritor comunista brasilero Jorge
Amado; “Huasipungo” de Jorge Icaza; “Residencia en la Tierra” de Pablo Neruda;
“Yo El Supremo” de Roa Bastos; “El tirano Banderas” de Ramón del Valle Inclán;
“La Vorágine” de Eustasio Rivera; “Don Segundo Sombra” de Ricardo Güiraldes;
“Raza de bronce” de Alcides Arguedas; “Zurzulita” de Mariano Latorre; “Las
Cruces Sobre el Agua” de Gallegos Lara; “Nuestro Pan” de Gil Gilbert; “El Poder
Omnímodo” de Pareja Diez Canseco (el populismo velasquista); “Juyungo” de
Adalberto Ortiz; “Cuando los Guayacanes Florecían” de Estupiñán Bass.
De mano de
aquella literatura se fraguó la pintura de Diego Rivera, Frida Khalo y Alfaro
Siqueiros en México que se extendería en nuestro país con Pinto, Kingman,
Guayas amín; a todo ese torrente artístico y literario se sumó el desarrollo de
la canción protesta, el teatro popular, la poesía con acústica y sabores
propios; prolífica producción artístico literaria que reflejó la lucha de
clases en América Latina y puso en la escena protagónica no a los señores
feudales ni a los capitalistas sino a los hombres y mujeres trabajadores,
campesinos engarzados a nuestras culturas mestizas, indígenas, negras,
enraizadas con las clases sociales oprimidas y alzadas por su libertad.
En nuestro país
se produjo un salto: “En el siglo XX insurge con gran fuerza telúrica la
Generación del 30. Son autores que abrazan el realismo, que dejan atrás el
terciopelo y las musas y se adentran en el ser y el habla de los ecuatorianos
de abajo, del indio, del huasipunguero, del arrimado y del montubio y en menos
escala del habitante urbano. Se incorporan así, al lenguaje escrito las
expresiones y los modismos de un español mordizqueante que se aclimató durante
siglos en la campiña ecuatoriana” “A partir de los años 60 del siglo pasado, la
literatura ecuatoriana se renueva vigorosa con nuevas expresiones y autores. La
revolución social, la clase obrera, el campesinado, la intelectualidad y la
juventud son los protagonistas de esta nueva expresión de la lengua literaria.
El ser interior y no solo la descripción califican esta literatura” destaca
Pablo Miranda*1
Por supuesto no
solo influye en estos ámbitos del pensamiento artístico literario la Revolución
de Octubre sino otras revoluciones devenidas en ese proceso como la Revolución
Cubana pero todas éstas tienen un catalizador común: La primera revolución
social en que las clases explotadoras son dejadas atrás en la historia y
conquista el poder la clase obrera y su partido, la Revolución Socialista de
Octubre es el hilo que enmadeja este proceso de cambios materiales y
espirituales de la historia mundial.
Se trata de un
fenómeno histórico, político, social, económico y militar profundo que se vio
reflejado en las artes y que abarcó un período histórico significativo al
formarse, luego de la Segunda Guerra Mundial el campo socialista donde tuvo una
particular connotación el trabajo que en las artes proletarias y populares y en
la estética proletaria se construyó en Albania Socialista que llega hasta
finales de la década de los 90s; período de realización victoriosa del
socialismo que ha pretendido ser hundido por el postmodernismo y el oportunismo
forzando la pérdida de la memoria colectiva popular cuyo eje de los ataques a
nuestra ideología es el fomento del arte abstracto, alienante, que oculta la
lucha de clases y su proyección al socialismo y la estigmatización del realismo
socialista y del realismo proletario y popular.
El
postmodernismo echó fango sobre esta literatura y artes que afirmó dicha
corriente realista en literatura y que también se expresó en la canción
chilena, argentina, en la nueva trova cubana; en la pintura realista, el teatro
y la danza; en la literatura se extendió al “realismo mágico” que se engarza
con el llamado “boom literario” de aquellas décadas.
Durante estas
recientes dos décadas el llamado “socialismo del siglo XXI” que brotó en
Venezuela opuesto a la Revolución Socialista de Octubre que manipula las artes
de raigambre popular y “de izquierda” para consolidarse mercantilizándolas como
ocurre en nuestro país con el correísmo que ha jugado ese papel
desnaturalizando el carácter realista proletario del “realismo socialista” de
la URSS y de Albania Socialista construido por “Los Tzánsicos” por el “Centro
de Arte Nacional”, la UNAP y la UNAPE lideradas por Rafael Larrea, Alfonso
Murriagui, Armando Coronel, Alberto Carcelén.
Las actuales
circunstancias de decadencia y crisis del “socialismo del siglo XXI” que en el
terreno artístico en nuestro país plantea como tesis postmodernista criolla:
“Todos Somos Libres e Iguales, Tan Solo Diversos” negando la cultura de clases
en el terreno de las artes debe convocarnos para calificar y potenciar nuestra
corriente artística y política liberadora identificada con el socialismo de la
clase obrera y su partido, para, afirmándonos en las conquistas materiales y
espirituales de la Revolución Socialista de Octubre; particularmente de las
artes y la literatura reemprendamos un trabajo que fortalezca nuestra concepción
estética proletaria para que refleje la lucha de los trabajadores, los pueblos,
la juventud popular, la mujer trabajadora, contribuyendo a su educación
política frente a las diversas formas de la cultura burguesa, la reformista
latinoamericana hoy en crisis y la neoliberal con todas sus argucias. La
vigorosa lucha librada por los trabajadores y los pueblos durante estas últimas
décadas en que ha imperado la confusión demanda que como parte de la lucha
política por la conquista del poder popular también libremos batallas en el
terreno de la cultura proletaria de la literatura y las artes realistas,
proletarias, populares, pluriculturales y emancipadoras para fortalecer la
lucha por la revolución social proletaria.
21 Seminario
Internacional Problemas de la Revolución en América Latina. Quito- Julio 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario